viernes, 15 de abril de 2016

¡¡Hasta mi divina raja!!

¡Harta! De que me digan cómo ha de ser mi cuerpo.
¡Harta! De que me manipulen y me posean con todo esto.
¡Harta! De que no se respeten mis indómitos ovarios,
si redonda soy como la tierra y cíclica como la naturaleza;
y no lineal como me tratan de vender varios.
¡Estoy muy harta! De escuchar a niñas de diez años asqueadas de su propio templo,
¿no será que lo ven en esta oscura sociedad y ellas lo andan repitiendo?
¡Harta! De que mi cuerpo de mujer tú lo veas
como un objeto que puedes libremente coger.

¡Hijo del patriarcado! ¡Hijo del violento!
Lo estás haciendo muy bien, papá está muy contento.
Pues si papá no anima a sus propios hijos, sería el principio de su fin y también un profundo lamento
de muchos interesados en perpetuar un sistema
para manipularte, anularte
y así poder controlarte,
y mantenerte muy adentro,
para que no veas que ellos construyen tu cárcel,
en la que después, se cagan dentro.

¡¡¡Ayyy, pero que harta que estoy!!!

                           Maite Díaz Ortega