Desde dónde me encuentro puedo vislumbrar el túnel en el que te hallas, puedo hacerlo porque lo recorrí hace ya un tiempo. Es oscuro, aparentemente infinito y hace mucho frío dentro. Las paredes, en ocasiones, parecen amenazarte con aplastarte y sientes que ya no puedes más, que estás a punto de romperte en mil pedazos. Tranquila mi niña, sabrás encontrar la salida por tus propios medios y con tus propios miedos. Y se que sabrás hacerlo porque yo fui capaz. Has querido que camine en estos momentos contigo y os agradezco a ti y a la vida por tener la oportunidad de terminar de sanar aquellas viejas heridas. Lo primero que has de saber es que no estás sola y no es porque yo camine junto a ti, sino porque te tienes a ti misma. Confía en ti, confia en tus capacidades, confía en tu son.risa, confia en esa vocecilla que, de algun modo, hace tirar de ti hacia adelante, de esta forma comenzarás a encender una pequeña luz que te ayudará a caminar por el túnel. Obsérvate, ¡eres preciosa!, pero no porque yo te lo diga, mírate con verdaderos ojos y lo comprobarás por ti misma. Agradécete, abrázate, acaríciate, mírate al espejo desnuda, permítete atravesar la vergüenza, obsérvate y detente en aquellas partes de tu cuerpo por la que sientas rechazo, acaricialas, mímalas, ofrécele todo tu cariño, todo tu amor; de esta forma, mi niña, empezará a no hacer tanto frío en este túnel. De la misma manera que has elegido compartir este camino conmigo, tienes la habilidad de dejar que otros caminen junto a ti o no, no tienes que darle cabida en tu vida a esas personas que no saben valorarte, que se meten con tu físico y que no aportan nada positivo por el hecho de querer ser aceptada .Eso sólo te está trayendo sufrimiento, y no porque yo te lo diga, tú misma has tenido la valentía de reconocértelo a ti misma y yo sólo soy testigo de ello. Dejarás de tener la necesidad de que otros te acepten cuando tú comiences a aceptarte y aceptarte implica que seas consciente de que tienes claros y oscuros que forman un todo, en este caso tú. Cuando des el primer paso en este sentido, mi niña, el túnel terminará y de él saldrás reforzada, renacida, brillante, saldrás viva y llenetica de amor y una vez más, seré testigo de como creces y no porque yo te lo diga, sino porque ya has empezado a saber mirar la verdad en tu corazón. Gracias por existir y por ser, por darme la oportunidad de verme en ti cuando tenía tu edad y poder sanarnos juntas. Te quiero, mi niña.
Va por ti y por mi y por todas las niñas rotas que aprenden a hilarse...
Maite Díaz Ortega