jueves, 19 de mayo de 2016

Mi niña

Desde dónde me encuentro puedo vislumbrar el túnel en el que te hallas, puedo hacerlo porque lo recorrí hace ya un tiempo. Es oscuro, aparentemente infinito y hace mucho frío dentro. Las paredes, en ocasiones, parecen amenazarte con aplastarte y sientes que ya no puedes más, que estás a punto de romperte en mil pedazos. Tranquila mi niña, sabrás encontrar la salida por tus propios medios y con tus propios miedos. Y se que sabrás hacerlo porque yo fui capaz.  Has querido que camine en estos momentos contigo y os agradezco a ti y a la vida por tener la oportunidad de terminar de sanar aquellas viejas heridas. Lo primero que has de saber es que no estás sola y no es porque yo camine junto a ti, sino porque te tienes a ti misma. Confía en ti, confia en tus capacidades, confía en tu son.risa, confia en esa vocecilla que, de algun modo, hace tirar de ti hacia adelante, de esta forma comenzarás a encender una pequeña luz que te ayudará a caminar por el túnel. Obsérvate, ¡eres preciosa!, pero no porque yo te lo diga, mírate con verdaderos ojos y lo comprobarás por ti misma. Agradécete, abrázate, acaríciate, mírate al espejo desnuda, permítete atravesar la vergüenza, obsérvate y detente en aquellas partes de tu cuerpo por la que sientas rechazo, acaricialas, mímalas, ofrécele todo tu cariño, todo tu amor; de esta forma, mi niña, empezará a no hacer tanto frío en este túnel. De la misma manera que has elegido compartir este camino conmigo, tienes la habilidad de dejar que otros caminen junto a ti o no, no tienes que darle cabida en tu vida a esas personas que no saben valorarte, que se meten con tu físico y que no aportan nada positivo por el hecho de querer ser aceptada .Eso sólo te está trayendo sufrimiento, y no porque yo te lo diga, tú misma has tenido la valentía de reconocértelo a ti misma y yo sólo soy testigo de ello. Dejarás de tener la necesidad de que otros te acepten cuando tú comiences a aceptarte y aceptarte implica que seas consciente de que tienes claros y oscuros que forman un todo, en este caso tú. Cuando des el primer paso en este sentido, mi niña, el túnel terminará y de él saldrás reforzada, renacida, brillante, saldrás viva y llenetica de amor y una vez más, seré testigo de como creces y no porque yo te lo diga, sino porque ya has empezado a saber mirar la verdad en tu corazón. Gracias por existir y por ser, por darme la oportunidad de verme en ti cuando tenía tu edad y poder sanarnos juntas. Te quiero, mi niña.


Va por ti y por mi y por todas las niñas rotas que aprenden a hilarse...

                                                                                         Maite Díaz Ortega