¡Dime, dite! ... que nos hemos metido la mano en el pecho, que hemos
estrujado hasta derramar la última gota del latido de nuestro sangrado
corazón.
¡Dime, dite! ...que ya hemos elegido lamerlo con besos de un
nuevo sabor.
¡Dime, dite! ...que lo amamantamos con la ternura más pura
que renace de la caída más profunda a los ojos del abismo.
¡Dime,
dite ! ...que hemos aprendido a cuidarlo, a respetarlo y a mimarlo.
¡Dime,
dite! ...que a cada paso nos desnudamos, despojándonos de todo temor.
Maite Díaz Ortega
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